
A Virginia Woolf hay que sacarla del manicomio y devolverla a la habitación propia, ese lugar desde donde pensar y poner en práctica la literatura. Es necesario vaciar de piedras sus bolsillos y devolverle la voz. Incluso protegerla de los altares y las capillas más militantes y leerla con ojos nuevos. Eso es lo que consigue el traductor y editor Rafael Accortini en ‘El estrecho puente del arte’ , una antología de ensayos publicados por primera vez en castellano por el sello Páginas de espuma y que ha llegado a las librerías este otoño con una fuerza rejuvenecedora. La editorial de Juan Casamayor está apostando por nuevos traductores. Así como Diego Garrido devolvió a James Joyce la frescura, Rafael Accortini… Ver Más