
Crítica de teatro ‘Blackbird’ Autor David Harrower Dirección Fernando Sansegundo Escenografía e iluminación Javier Botella Intérpretes Alba Alonso y Juanma Gómez (con la colaboración de Irene Fernández) Lugar Sala Arte y Desmayo, Madrid 3 Los abusos sexuales a menores son, desgraciadamente, un asunto siempre actual, aunque hay momentos en que el océano de los acontecimientos eleva su ola. Éste es uno de ellos, y por eso ‘ Blackbird ‘, la obra del escocés David Harrower , se ve con un temblor especial. Harrower se inspiró en el caso de Toby Studebaker , un antiguo marine estadounidense que se fugó con una niña de 12 años, tras contactarla a través de Internet, y abusó de ella, por lo que fue condenado a cuatro años y medio de cárcel. El dramaturgo expone un caso similar, y plantea el reencuentro, quince años después de los hechos, del abusador, reinsertado y con una vida nueva, y la víctima, ya una mujer cercana a la treintena. El texto muestra la herida de Una, la protagonista femenina, abierta a pesar de los años transcurridos, y la necesidad de encontrar respuestas para las preguntas que lleva haciéndose en todo este tiempo. Pero Harrower, y es lo que hace especialmente fascinante la obra, ilumina todos los ángulos y recovecos de la historia, de la que desvela todos los matices. Consentimiento, responsabilidad (e irresponsabilidad), deseo, abuso, superioridad, madurez (e inmadurez) son aspectos presentes en el texto de Harrower y en ese ajuste de cuentas que quiere Una, pero que no se refiere tanto a los abusos en sí como a la actitud que mantuvo Ray (el protagonista masculino), y que le llevó a abandonarla en el pueblo en el que habían pasado la noche. Noticia Relacionada estandar Más que un combate de boxeo, se trata de un juicio en el que la víctima se convierte en fiscal y donde el jurado (los espectadores) tienen ya su lógico e inevitable veredicto de antemano, pero ‘Blackbird’ consigue llenarles de incomodidad. y el autor siembra de chinitas el aparentemente fácil camino hacia su sentencia. Fernando Sansegundo plantea un espectáculo tan sencillo como efectivo, y sabe darle la temperatura adecuada a cada escena. El diminuto y difícil espacio de la Sala Arte y Desmayo ayuda a lograr una atmósfera opresiva y agobiante en la que se desarrolla este frente a frente tenso, incómodo y nervioso. Alba Alonso transmite la disimulada inseguridad e inquietud que requiere el personaje de Una, atrapada entre una marejada de sentimientos, mientras que Juanma Gómez le da un carácter apocado y casi siempre culpable a su personaje.